Los grandes cocineros que hasta antes de la revolución francesa estaban al servicio de la nobleza, se encuentran frente a una cruel alternativa: seguir a los patrones al exilio o bien quedarse en Francia.
Quienes eligen el exilio, ejercerán su arte y su influencia en los medios aristocráticos ingleses, suizos, alemanes… Los otros, trataran de dar sus servicios en las casas burguesas donde los nuevos poseedores del poder llevan una gran vida, o incluso, siguiendo el ejemplo de Beauvilliers abrirán su propio restaurante.
Antoine Beauvilliers fue el Chef de cocina o “oficial de boca” como se llamaba en ese entonces del Conde de Provence, futuro Luís XVIII.
El verdadero elemento determinante para que un restaurante fuera autorizado a servir todo tipo de comidas fue sin duda la abolición de las corporaciones, que antes regían de forma muy estricta las actividades profesionales, prohibiendo y autorizando la fabricación y el comercio de ciertos productos.
Con el fin de esta ley los grandes Chefs comenzaron a abrir restuarnts.
Robert, ex jefe de cocina del Príncipe de Condé, abre en el 104 de la calle Richelieu un establecimiento cuyo letrero aun lleva su nombre.
lunes, julio 10, 2006
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